Capítulo 3
Después de unas semanas, vieron que las placas solares no daban el resultado esperado y la situación del planeta seguía empeorando.
A los dos días quedaron con los científicos en el lugar secreto donde estaban las placas para ver si entre todos podían averiguar qué estaba sucediendo y por qué las placas no funcionaban. Todos estaban agobiados y muy preocupados. El tiempo se les echaba encima y el planeta cada día estaba peor. Hablaron y hablaron durante horas, hasta que llegaron a la conclusión de que el lugar en el que habían puesto las placas no era el adecuado. Pensaron que sería buena idea ponerlas en otro lugar donde no hubiera tanta contaminación como en la ciudad.
Decidieron que lo mejor sería ir a la montaña de Castkiel, al sureste de Nueva York, ya que en esta montaña hay inmensos bosques y es uno de los lugares en los que mejor se puede respirar. El problema era cómo llevar las placas solares hasta allí. Eufasini se acordó de que en su infancia había conocido a un hombre que trabajaba con su padre, este hombre, que era muy buena persona, tenía un camión, un poco viejo, pero bien cuidado !seguro que se lo prestaría! Así que fueron a su casa a buscarlo y le contaron la situación.
Viejo hombre: ¡Dios mío! No sabía que la cosa estaba tan mal. Por supuesto, contad con mi ayuda y con mi camión, hace mucho tiempo que no lo utilizo pero creo que está bastante bien y tendría la gasolina suficiente para llegar a la montaña.
Todos se pusieron muy contentos y recuperaron la esperanza que estaban perdiendo con tantas preocupaciones.
Rápidamente se pusieron manos a la obra, se llevaron el camión, el dueño del mismo también les acompañó, y cargaron las placas. Los chicos con Zigor, Eufasini y otros científicos (por si necesitaban ayuda) se montaron en el camión y comenzaron el viaje.
Después de dos horas y un viaje desesperante y deseando que todo acabara, por fin llegaron al destino. Era tarde así que decidieron tomar algo para coger fuerzas hasta el día siguiente, pero primero tuvieron que preparar las tiendas de campaña para protegerse del frío y de los animales de la montaña. Nada más amanecer, empezaron a montar las placas otra vez. Por la noche acabaron, pero como no había luz solar no sabían si funcionarían o no.
Al día siguiente hizo un sol brillante, así que estaban nerviosos por ver si los rayos se convertían en energía y todo su trabajo había valido la pena. Cuando se levantaron, fueron hasta allí sin dudarlo y un gesto de desolación ensombreció sus rostros: todo el esfuerzo que habían hecho no había servido para nada. En un día con mucho sol habían recogido menos energía que en un lugar con menos sol. Los científicos y sus ayudantes, incluido el viejo hombre, estaban ya desesperados y no estaban dispuestos a seguir.
Zigor: Yo ya me rindo, a este paso nos moriremos y no habremos ni encontrado la forma de conseguir energía.
Eufasini: Pienso lo mismo. Si nos vamos a morir, tarde o temprano, qué más da...
Zoe: Vamos a ver, vamos a pensar. No tiréis la toalla tan rápido. Vosotros sois científicos y nos podéis ayudar. A lo mejor el problema no son las placas solares, sino el planeta en sí. El planeta está tan deteriorado que ni se puede conseguir energía. Tenemos que pensar alguna idea que sea diferente.
Trunks: Yo tengo una idea, pero es de locos. Podríamos construir una nave e irnos a otro planeta.
Todos los que estaban allí presentes se miraron asombrados. Era una idea loca pero era una buena idea . Hablaron sobre ese tema allí mismo y al final decidieron intentarlo: buscarían otro espacio para vivir. Se hizo de noche y tuvieron que bajar de nuevo a la ciudad.
A la mañana siguiente, Zoe, Lila, Trunks y Eriq se encontraron en el sitio de siempre con sus nuevos compañeros de trabajo. Una vez allí, Zigor y Eufasini les enseñaron unos informes en papel sobre el planeta Alkibla 314, un planeta bastante cercano a la Tierra en el que podía haber vida. Entonces pensaron que entre los seis reunirían materiales para crear una nave que los pudiera trasladar. Una vez que tuvieran todo el material necesario, subirían a la montaña para asentar las bases y construir allí mismo la nave.
En ese mismo momento se pusieron manos a la obra, querían tardar lo menos posible. Y así estuvieron días y días, hasta que por fin reunieron todos los materiales necesarios y ultimaron el boceto de cómo iba a ser la nave. Prepararon la expedición a la montaña, se llevaron todo lo que necesitarían para ese tiempo, ya que iban a acampar en la montaña mientras durara la construcción del aparato. El viejo hombre les condujo en su viejo camión hacia la montaña hasta que encontraron el lugar apropiado para asentar las bases . Encontraron un sitio perfecto en lo más alto de la montaña. El camión consiguió llegar a este lugar pero con bastante dificultad. Colocaron allí las bases, pero cuando por fin las tenían listas se dieron cuenta de que faltaba algo importante: la energía. De nuevo tuvieron que bajar. Consiguieron las placas pero ahora el problema era: ¿Cómo iban a subirlas? Ellos solos no podían y el camión ya no tenía gasolina.
¿ Solucionarán nuestros protagonistas sus problemas?¿ Lo conseguirán?
A los dos días quedaron con los científicos en el lugar secreto donde estaban las placas para ver si entre todos podían averiguar qué estaba sucediendo y por qué las placas no funcionaban. Todos estaban agobiados y muy preocupados. El tiempo se les echaba encima y el planeta cada día estaba peor. Hablaron y hablaron durante horas, hasta que llegaron a la conclusión de que el lugar en el que habían puesto las placas no era el adecuado. Pensaron que sería buena idea ponerlas en otro lugar donde no hubiera tanta contaminación como en la ciudad.
Decidieron que lo mejor sería ir a la montaña de Castkiel, al sureste de Nueva York, ya que en esta montaña hay inmensos bosques y es uno de los lugares en los que mejor se puede respirar. El problema era cómo llevar las placas solares hasta allí. Eufasini se acordó de que en su infancia había conocido a un hombre que trabajaba con su padre, este hombre, que era muy buena persona, tenía un camión, un poco viejo, pero bien cuidado !seguro que se lo prestaría! Así que fueron a su casa a buscarlo y le contaron la situación.
Viejo hombre: ¡Dios mío! No sabía que la cosa estaba tan mal. Por supuesto, contad con mi ayuda y con mi camión, hace mucho tiempo que no lo utilizo pero creo que está bastante bien y tendría la gasolina suficiente para llegar a la montaña.
Todos se pusieron muy contentos y recuperaron la esperanza que estaban perdiendo con tantas preocupaciones.
Rápidamente se pusieron manos a la obra, se llevaron el camión, el dueño del mismo también les acompañó, y cargaron las placas. Los chicos con Zigor, Eufasini y otros científicos (por si necesitaban ayuda) se montaron en el camión y comenzaron el viaje.
Después de dos horas y un viaje desesperante y deseando que todo acabara, por fin llegaron al destino. Era tarde así que decidieron tomar algo para coger fuerzas hasta el día siguiente, pero primero tuvieron que preparar las tiendas de campaña para protegerse del frío y de los animales de la montaña. Nada más amanecer, empezaron a montar las placas otra vez. Por la noche acabaron, pero como no había luz solar no sabían si funcionarían o no.
Al día siguiente hizo un sol brillante, así que estaban nerviosos por ver si los rayos se convertían en energía y todo su trabajo había valido la pena. Cuando se levantaron, fueron hasta allí sin dudarlo y un gesto de desolación ensombreció sus rostros: todo el esfuerzo que habían hecho no había servido para nada. En un día con mucho sol habían recogido menos energía que en un lugar con menos sol. Los científicos y sus ayudantes, incluido el viejo hombre, estaban ya desesperados y no estaban dispuestos a seguir.
Zigor: Yo ya me rindo, a este paso nos moriremos y no habremos ni encontrado la forma de conseguir energía.
Eufasini: Pienso lo mismo. Si nos vamos a morir, tarde o temprano, qué más da...
Zoe: Vamos a ver, vamos a pensar. No tiréis la toalla tan rápido. Vosotros sois científicos y nos podéis ayudar. A lo mejor el problema no son las placas solares, sino el planeta en sí. El planeta está tan deteriorado que ni se puede conseguir energía. Tenemos que pensar alguna idea que sea diferente.
Trunks: Yo tengo una idea, pero es de locos. Podríamos construir una nave e irnos a otro planeta.
Todos los que estaban allí presentes se miraron asombrados. Era una idea loca pero era una buena idea . Hablaron sobre ese tema allí mismo y al final decidieron intentarlo: buscarían otro espacio para vivir. Se hizo de noche y tuvieron que bajar de nuevo a la ciudad.
A la mañana siguiente, Zoe, Lila, Trunks y Eriq se encontraron en el sitio de siempre con sus nuevos compañeros de trabajo. Una vez allí, Zigor y Eufasini les enseñaron unos informes en papel sobre el planeta Alkibla 314, un planeta bastante cercano a la Tierra en el que podía haber vida. Entonces pensaron que entre los seis reunirían materiales para crear una nave que los pudiera trasladar. Una vez que tuvieran todo el material necesario, subirían a la montaña para asentar las bases y construir allí mismo la nave.
En ese mismo momento se pusieron manos a la obra, querían tardar lo menos posible. Y así estuvieron días y días, hasta que por fin reunieron todos los materiales necesarios y ultimaron el boceto de cómo iba a ser la nave. Prepararon la expedición a la montaña, se llevaron todo lo que necesitarían para ese tiempo, ya que iban a acampar en la montaña mientras durara la construcción del aparato. El viejo hombre les condujo en su viejo camión hacia la montaña hasta que encontraron el lugar apropiado para asentar las bases . Encontraron un sitio perfecto en lo más alto de la montaña. El camión consiguió llegar a este lugar pero con bastante dificultad. Colocaron allí las bases, pero cuando por fin las tenían listas se dieron cuenta de que faltaba algo importante: la energía. De nuevo tuvieron que bajar. Consiguieron las placas pero ahora el problema era: ¿Cómo iban a subirlas? Ellos solos no podían y el camión ya no tenía gasolina.
¿ Solucionarán nuestros protagonistas sus problemas?¿ Lo conseguirán?